El pasado domingo 22 de marzo trajo consigo la más reciente celebración del Día Mundial del Agua. Se trata de una fecha establecida durante las Conferencias de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en el año de 1992. Hoy, veintitrés años más tarde, el tema de la conservación del agua ha dejado de significar el combate a una lejana amenaza, para convertirse en una urgente necesidad global, en particular para el grupo de países en desarrollo como México.
Y es que, según datos del INEGI, en nuestro país existe una disponibilidad natural media de agua de 474 mil 637hm3, lo cual significa que se ubica como uno de los países con bajos niveles de disponibilidad de agua en el ámbito mundial. Un poco de sentido común nos diría que, siendo ese el caso, deben existir programas e iniciativas que promuevan el uso inteligente del agua dentro de la comunidad, pero lamentablemente esa no es la realidad. Tal cultura de la conservación es virtualmente inexistente en México.
En el caso de Mazatlán, ha quedado claro por mucho tiempo que el lugar donde fue fundada la ciudad carece de los recursos naturales necesarios para sustentar una urbe de tal magnitud. Por consiguiente, el puerto se ve atrapado en una paradoja: la falta de agua potable es un constante problema para muchas colonias del puerto, al mismo tiempo que el desperdicio del vital líquido es un fenómeno que ocurre todos los días. Esta situación está lejos de ser un caso aislado, pues, a pesar de que por encima de la mitad de las familias mexicanas afirman sufrir de escasez, el agua continúa utilizándose irresponsablemente. Tarifas bajas y falta de control en los pagos del servicio han favorecido a una cultura donde es común observar al valioso recurso siendo desperdiciado al por mayor.
Ese es el contexto en el cual celebramos el Día Mundial del Agua en nuestra ciudad. La JUMAPAM se encarga de llevar a cabo eventos durante varios días, los cuales buscan concientizar a los mazatlecos sobre la importancia de la conservación, siendo el lema de este año “Agua y desarrollo sustentable”. Y, aunque se aprecia cualquier iniciativa para tratar de solucionar el problema, uno no puede dejar de preguntarse: ¿de qué servirá? Todas esas pláticas programadas sobre cuán importante es el agua, esos concursos y caminatas y torneos de fútbol apoyados por la CONAGUA, ¿realmente tendrán algún impacto o simplemente servirán para cumplir con el protocolo oficial, mientras que el gobierno continúa negándose a tomar el asunto en sus propias manos y hacer cambios reales?
Por lo pronto, cubetazos de agua y chorros de manguera a diestra y siniestra continúan formando parte de la cultura mazatleca. Y mientras el alcalde Carlos Felton, de manera por demás autocomplaciente, hace acto de presencia durante la ceremonia conmemorativa del Día Mundial del Agua, al ama de casa promedio no podría importarle menos nada de eso. Ella no tiene agua con qué lavar la ropa y ninguna vacía celebración del Día del Agua va a cambiar eso.
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