Los pequeños tuvieron un nuevo deleite en la Felimaz cuando Ángel Lome arribó con sonrisa y tambor terciados para entonar los himnos infantiles que se reúnen en la obra a presentar: Versos que se cuentan y se cantan. Con más de sesenta libros infantiles publicados y un Premio Nacional Antonio García Cubas sobre el hombro –el que no lleva tambor– éste divertidísimo y exitoso cuentacuentos forma parte de la selección de escritores infantiles que la Feria del Libro ha invitado con el objetivo de acercar los libros a las nuevas generaciones.
Y es que, como es común en las obras de Lome, el libro no es simplemente un amigo para el infante, sino el mejor aliado de los padres. Así se han concertado el esfuerzo, a los padres, hijos y familias enteras que asisten a curiosear entre los estantes de las editoriales presentes, quizá comprando un principito, igual preguntando por un anafranc. A menudo, preguntan por libros que jamás hubieran existido, de no ser porque la película nos llegó antes, convirtiéndolos en nuevos clásicos.
Quien fuera fino en el arte de la observación, hubiera podido notar el contraste entre quienes hacían lobby –sí, en cultura también hay cabildeo y lobby-, estudiantes o maestros que cruzaban toreando los autos de la glorieta frente a la universidad para ir corriendo a preguntar por volúmenes escolares adelantándosele los adolescentes que revisaban entre las largas series. Ah, y, por supuesto, las familias. Se dividen en quienes aplauden y los que no. Intelectuales, políticos, directivos, organizadores, todos mirando, desde los pasillos a unos pasos de los asientos y butacas, cómo el cuentacuentos marcaba el ritmo de una nueva generación de mazatlecos.
Bueno, quizá no toda una generación. Pero ahí estaba, llegando a nuestros hijos. Haciendo a la gente bailar y cantar, pasar el tiempo con quien merecen mejor que cualquier programa en televisión. Abriendo el pecho y sacando el corazón con la mano bien alto. Pasándole por encima de cualquier estrategia dedicada a analizar las razones por las que nos hacemos daño, cómo evitarlo, cómo hacer que los índices escolares suban y los pupitres ocupados no bajen. Este cuentacuentos, como el resto, te habla de un mundo de fantasía. No da falsas promesas.
En esta temporada electorera, de fin de cursos, de grandes estrenos, atrévase a ser lector.
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