La tarde estaba nublada y un inusual viento recorría el campus de la UAS. Sentado en una de las mesas al aire libre de la Facultad de Ciencias Sociales, disfrutando de un cigarro después de haber impartido un seminario, se encuentra el profesor Carlos Vorrath. Una figura conocida dentro de la Facultad, el profesor Vorrath es una persona de principios, los cuales guían sus acciones y le dan sentido a las clases que imparte. Siempre abierto a convivir con alumnos, se muestra abierto a una plática. Nunca una persona que hable demasiado de sí mismo, resultan reveladoras sus historias de lo que ha sido luchar por el fomento de la cultura en Mazatlán.
“La misión es prevenir y contrarrestar los factores de violencia por medio de actividades culturales, educación no formal y organización y desarrollo comunitario”, comienza diciendo el académico, describiendo lo que busca lograr con su trabajo en Cultura y Comunidad I.A.P., organización sin fines de lucro de la cual sirve como director general desde el año 2003, cuando él y otras personas comenzaron a discutir sobre las carencias y necesidades de la localidad.
Dentro de esas líneas de acción, la organización cuenta con varios programas para acercarse a la población dentro de colonias populares. “En lo que respecta a la cultura, tenemos un programa que se llama Cine en tu barrio, donde se muestran películas al aire libre en las colonias. Tenemos otro llamado Con el alma en la mano, que es un taller de teatro guiñol. Otro es Trazos de mar y arena, que es un taller de dibujo. También está otro que es Cuando las paredes hablan, éste es de pintura a gran formato”. Todos estos van enfocados a acercar a las personas de escasos recursos al arte en todas sus formas.
Pero, ¿por qué resulta importante promover la cultura entre la población? El profesor se muestra apasionado en su respuesta. “Una de las pobrezas más invisibles que hay es la de acceso a la cultura”, dice, mientras exhala el humo de su cigarro. “La visión que tenemos dentro de la organización es muy diferente a la visión tradicional de lo que es la cultura. Normalmente, aquí en Mazatlán se considera cultura sólo a aquello que es expresión de la cultura universal; la ópera, la música clásica, el ballet, la literatura. Y eso sí es cultura, pero la cosmovisión de la cultura que tenemos incluye creencias, costumbres, la forma en que las personas se apropian de su realidad.” Es precisamente esta visión elitista de la cultura lo que buscan evitar los programas que se han puesto en marcha dentro de la organización.
“Existe una necesidad de recuperar esas expresiones culturales de las personas que habitan en colonias de escasos recursos”, dice el profesor Vorrath, quien, con su experiencia de investigación en lugares marginados, tiene una idea bastante clara de cómo la falta de recursos impacta el nivel cultural de una persona. “Estas personas no tienen las mismas oportunidades para elegir una actividad cultural para llenar su tiempo libre, su tiempo de ocio. Por ejemplo, ¿cuánto le cuesta a una familia ir al cine?, digamos que en promedio unos $500 pesos, y eso es algo que está fuera del alcance de muchas personas. Por eso iniciamos el programa Cine en tu barrio”. La estricta formación marxista del profesor informa su perspectiva sobre estos temas, ya que él opina que, a pesar de la falta de recursos económicos, el acceso al arte debe ser un derecho humano universal.
“Hemos tenido buena aceptación y a partir de ahí hemos iniciado más actividades”, menciona el profesor. Se ve el brillo de la determinación en sus ojos a través de los cristales de sus anteojos. Ya va por el segundo cigarro. “Hemos estado en congresos nacionales e internacionales exponiendo nuestro trabajo. Hemos recibido felicitaciones de especialistas de otros países de América Latina.” Pero llevar a cabo estos programas tiene sus retos, en especial cuando se hace sin fines de lucro. Actualmente, la organización trabaja en la iniciativa “¿Quién da un peso por la cultura?”, con la que se busca recaudar fondos, a través de donaciones voluntarias de un peso o más al mes, para de esta manera sacar adelante los diversos programas.
“Al final, lo que buscamos es crear espacios de convivencia, generar comunidades más unidas y más fuertes, con valores”, comenta el profesor, con una notoria pasión en su voz. Se trata de alguien que conoce el poder que al arte y la cultura pueden tener sobre las personas, y es esto lo que guía su cruzada para la promoción de las mismas en Mazatlán. “Queremos reconstituir el tejido social. Devolverle a las personas la dignidad humana que se les ha arrebatado en la sociedad actual a través del arte”. Una meta bastante ambiciosa, pero una que vale la pena apoyar.
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